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El pesar como bendicion

“ Vi al pesar beber una tasa de tristeza y decir : Qué dulce es su sabor, ¿verdad?..Me has descubierto –dijo el pesar- Y has arruinado mi negocio, ¿ cómo voy a vender la tristeza, ahora que sabes es una bendición?

Yalad ud-Din Rumi
(1.207- 1.273)

Existen experiencias en la vida, tan dolorosas y traumatizantes que el olvido parece, simplemente imposible, y quizás sólo con la muerte, consigamos abrir la puerta para acceder a esta maravillosa posibilidad. Pero al mismo tiempo, debemos reconocer - a menos que nos hayamos quedadas estancadas en la autocompasión -, que hemos aprendido más de algo, de alguna forma casi misteriosa y al mismo tiempo fantástica o mágica, a través  del dolor intenso, hemos viajado hacia adentro de nosotras mismas. Gracias al dolor hemos adquirido el boleto, que por los deberes de nuestra vida cotidiana, la maternidad,  el marido, el trabajo y el intenso deseo de estar siempre prestas a hacer felices a nuestros seres queridos y  por supuesto a satisfacer las necesidades de todos - dentro de nuestras posibilidades - nos olvidamos de las nuestras. Razón por la cual, nos tomó tanto tiempo, adquirir el boleto hacia nosotras mismas.  Hurgando en nuestro interior, hemos pasado del sufrimiento a la rabia, de la rabia a la autocompasión, luego un poco más imparciales, viene el mea-culpa con ese tremendo peso que apenas podemos soportar, inexorablemente la fe se reduce al mínimo, nos preguntamos donde estaba Dios en esos momentos, para guiarnos, para otorgarnos una señal,  para salvarnos incluso de nosotras mismas. Por primera vez, nos damos cuenta que odiamos el libre albedrío, que aunque nos fue otorgado tan generosamente, hubiéramos preferido jamás tenerlo. Nos volvemos a perder, sintiéndonos desoladas y  en la más absoluta orfandad,...Y el pesar nos cubre por enteras dejándonos en tinieblas otro tiempo más. Pero el viaje continúa, y de pronto el amor infinito, nos despierta a otra realidad, pero está vez sin juzgarnos, comenzamos a analizar, a adquirir un nuevo conocimiento… Al  retroceder  en el tiempo en un intento por recordar cuales eran nuestros verdaderos deseos, nuestros anhelos, nuestra vocación, intentamos desesperadamente descubrir en cual esquina de la vida, nos quedamos varadas y nos preguntamos por que lo permitimos y como si hubiéramos descubierto la luz, comprendemos que el factor predominante de muchas de nuestras desgracias, fue nuestra baja autoestima. Sólo después de este nuevo conocimiento, descubrimos que lo invisible e infinito, nos renueva las fuerzas, para volver a comenzar, para reconstruirnos, hacernos cariño, reconocernos y reencontrarnos, por lo que viajamos mucho más seguido hacia nuestro interior y lo más asombroso, ahora que nos hemos vuelto un poco  más sabias, es que por un lado sin saber como, hemos transmutado la inseguridad, por la seguridad y certeza absoluta, de que jamás volveremos a repetir y sufrir, la misma experiencia, por lo que con una confianza renovada decidimos volver a levantarnos. Y nos damos cuenta que ya no necesitamos elevar nuestra vista hacia el cielo, mientras murmuramos una plegaria, ya que hemos descubierto que Dios aloja dentro de nosotras, desde siempre y en todo momento. 
Después de todo el pesar si era una bendición….

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