Blogia
Desdibujos

ideas y pensamientos

Según el ojo con que se mire...

Parece ser una condición sine qua non del hombre contemporáneo el hecho de empeñarse en resaltar lo negativo tanto de su vida como del mundo que lo rodea, dejando relegadas a un triste segundo lugar – si es que no tercero o cuarto – los innumerables elementos valiosos que podemos encontrar en nuestra vida diaria.

Es cosa de detenerse un par de segundos. Enviar los problemas, la celeridad, el apuro agobiante de hacer lo que debemos en vez de lo que queremos, - situación que no nos lleva a otra cosa más que ha contaminar nuestros pensamientos, gracias a lo cual, lo único que logramos es atraer más asuntos desfavorables a nuestras vidas -, Al lugar al que realmente corresponden, lejos de nosotros, enviarlos de la nada a la nada -. Para que nuestra existencia comience a dirigirse hacia lo que efectivamente deseamos.

Dios, el Universo o la mente creadora, como quieras llamarlo, nos hizo a su imagen y semejanza. Por lo tanto, si esta es omnisciente, omnipotente, omnipresente, amorosa y abundante, entre otras cosas, pues nosotros – su creación – también lo somos. Entonces, ¿Qué nos hace falta para lograr la felicidad, la abundancia, una buena salud y una vida plena y feliz? Simplemente cambiar nuestros pensamientos, agradecer al universo por lo que tenemos y pedir lo que necesitamos. Una tarea que parece ser difícil cuando estamos inhundados de preocupaciones, sin embargo, una vez que se comienza a practicar se transforma en un hábito tan común como respirar.

Puede que en este momento el pasto de al lado realmente se presente más verde ante tus ojos, sin embargo, depende de ti cambiarlo. Riega cada día tus pensamientos con fertilizante de armonía, gratitud y paz. Vuelve una costumbre el darle gracias al Universo cada mañana por el nuevo día que te regala para ser feliz. Y poco a poco verás como este sentimiento va a ir inundando los rincones de tu alma.

La vida es ahora, no existe un pasado que pueda perturbarla, sólo están el hoy y la certeza de un futuro mejor, para ti y para tus seres amados. Y así va a ser, el Universo se encarga de que tus deseos se hagan realidad. La abundancia es para todos, no hay límites para conseguir lo que quieres o necesitas más que en tu propia mente.

Verás cómo al cambiar tu manera de ver los acontecimientos, los acontecimientos cambian (Dr. Wayne W. Dyer), y tu pasto será siempre el más verde, no lo digo yo, te lo dice el universo.

Los dolores del alma

No hay forma de decir adiós, no existe un modo de borrar los recuerdos para evitar la agonía interminable de la despedida. No hay forma de prepararse para olvidar a un ser querido, a una persona que amamos, por más que pretendamos alejarnos del dolor, poner una barrera en nuestro corazón para continuar nuestro camino lo mejor posible, el dolor de la pérdida nos persigue, hasta hacerse costumbre, conseguir que nos resignemos a vivir con la pena eterna de no poder volver a besarlos en la mejilla, a regalarles una caricia furtiva entre el ajetreo inicuo de nuestra vida diaria.

Cuando la muerte llega, se nos para al frente con una sonrisa burlesca, obligándonos a hacer una minuciosa revisión de nuestra vida, a darnos cuenta de la cantidad interminable de errores que hemos cometidos y una nueva tristeza envuelve nuestros corazones. Ahora debemos intentar de alguna forma cambiar, remediar nuestros errores y seguir adelante con los restos de vida que nos van quedando. Recogemos nuestra alma en trozos y continuamos nuestro camino.

Tiempo después, la desesperación, la angustia y la tristeza parecen haberse ido, hasta que cualquier cosa nos recuerda que extrañamos a alguien, que nuestro corazón se rompió en pedacitos en un instante. Que perdimos ese minuto de nuestras vidas y que no lo vamos a recuperar. Nuevamente continuamos nuestro camino adormecidos para no sentir. Una y otra vez tratamos de aferrarnos a lo que nos queda, para sobrevivir entre los dolores del alma.

El pesar como bendicion

“ Vi al pesar beber una tasa de tristeza y decir : Qué dulce es su sabor, ¿verdad?..Me has descubierto –dijo el pesar- Y has arruinado mi negocio, ¿ cómo voy a vender la tristeza, ahora que sabes es una bendición?

Yalad ud-Din Rumi
(1.207- 1.273)

Existen experiencias en la vida, tan dolorosas y traumatizantes que el olvido parece, simplemente imposible, y quizás sólo con la muerte, consigamos abrir la puerta para acceder a esta maravillosa posibilidad. Pero al mismo tiempo, debemos reconocer - a menos que nos hayamos quedadas estancadas en la autocompasión -, que hemos aprendido más de algo, de alguna forma casi misteriosa y al mismo tiempo fantástica o mágica, a través  del dolor intenso, hemos viajado hacia adentro de nosotras mismas. Gracias al dolor hemos adquirido el boleto, que por los deberes de nuestra vida cotidiana, la maternidad,  el marido, el trabajo y el intenso deseo de estar siempre prestas a hacer felices a nuestros seres queridos y  por supuesto a satisfacer las necesidades de todos - dentro de nuestras posibilidades - nos olvidamos de las nuestras. Razón por la cual, nos tomó tanto tiempo, adquirir el boleto hacia nosotras mismas.  Hurgando en nuestro interior, hemos pasado del sufrimiento a la rabia, de la rabia a la autocompasión, luego un poco más imparciales, viene el mea-culpa con ese tremendo peso que apenas podemos soportar, inexorablemente la fe se reduce al mínimo, nos preguntamos donde estaba Dios en esos momentos, para guiarnos, para otorgarnos una señal,  para salvarnos incluso de nosotras mismas. Por primera vez, nos damos cuenta que odiamos el libre albedrío, que aunque nos fue otorgado tan generosamente, hubiéramos preferido jamás tenerlo. Nos volvemos a perder, sintiéndonos desoladas y  en la más absoluta orfandad,...Y el pesar nos cubre por enteras dejándonos en tinieblas otro tiempo más. Pero el viaje continúa, y de pronto el amor infinito, nos despierta a otra realidad, pero está vez sin juzgarnos, comenzamos a analizar, a adquirir un nuevo conocimiento… Al  retroceder  en el tiempo en un intento por recordar cuales eran nuestros verdaderos deseos, nuestros anhelos, nuestra vocación, intentamos desesperadamente descubrir en cual esquina de la vida, nos quedamos varadas y nos preguntamos por que lo permitimos y como si hubiéramos descubierto la luz, comprendemos que el factor predominante de muchas de nuestras desgracias, fue nuestra baja autoestima. Sólo después de este nuevo conocimiento, descubrimos que lo invisible e infinito, nos renueva las fuerzas, para volver a comenzar, para reconstruirnos, hacernos cariño, reconocernos y reencontrarnos, por lo que viajamos mucho más seguido hacia nuestro interior y lo más asombroso, ahora que nos hemos vuelto un poco  más sabias, es que por un lado sin saber como, hemos transmutado la inseguridad, por la seguridad y certeza absoluta, de que jamás volveremos a repetir y sufrir, la misma experiencia, por lo que con una confianza renovada decidimos volver a levantarnos. Y nos damos cuenta que ya no necesitamos elevar nuestra vista hacia el cielo, mientras murmuramos una plegaria, ya que hemos descubierto que Dios aloja dentro de nosotras, desde siempre y en todo momento. 
Después de todo el pesar si era una bendición….